Llevas toda la vida a dieta. Eres una persona con una nutrición continuamente controlada, y una actividad física considerable, que no pierde absolutamente nada de peso y llevas así toda la vida. Es hora de entender por qué
Lo más común es que nos encontremos ante un caso en el que posiblemente exista una intolerancia a los hidratos de carbono. En muchos casos el problema empieza a solucionarse al eliminar de la dieta harinas, pan, cereales y derivados como el pan y las galletas, patatas, pasta, arroz, legumbres y a veces incluso frutas y verduras. Nos encontraríamos con una dieta cetogénica (para nada peligrosa para la salud en personas sanas o madres no lactantes).
El azúcar, la glucosa, es tóxica en sangre. Nuestra sangre no es capaz de soportar más de ciertos niveles de azúcar a partir de los cuales se considera que existe una patología, diabetes (110.120mg/dl). Para mantener a raya esos niveles el organismo dispone de un órgano, el páncreas, que secreta una hormona, la insulina. En una alimentación donde los hidratos de carbono han sido predominantes, el estímulo del páncreas ha sido constante por tanto también los niveles de insulina. Esto produce un cansancio de las células que empiezan a resistir ante la insistencia constante de la insulina. Las células se vuelven resistentes a la insulina y ya no captan glucosa de la sangre. Por tanto, el azúcar no baja su nivel en sangre, por lo que se estimula nuevamente al páncreas que libera más insulina aún.
Pero esa glucosa predominante en sangre sigue sin entrar en la célula. La célula se siente sin energía, no tiene combustible, lo que dispara la sensación de hambre, ansiedad por la comida y necesidad de dulce… esto te lleva a comer más, agravando la situación. Y lo más importante, la glucosa que no se gasta se guarda en forma de grasa corporal, que sigue creciendo constantemente y acumulándose en el michelín. La grasa para formarse necesita insulina y materia prima, glucosa, y ambas están en exceso.
No solo tienes hambre constante, también te sientes cansado, no pierdes grasa, no pierdes peso, te desanimas. Pero no tiras la toalla, decides comer menos calorías, más frutas y verduras y hacer más deporte. Error! Te cansas mas y mas y cada vez necesitas mas y mas dulce.
¿Qué puede estar ocurriendo? ¿Cómo se soluciona?
1.- PROBLEMA: Resistencia a insulina. SOLUCIÓN: dieta baja en carbohidratos, alta en grasa, suficiente en proteínas y ejercicio tipo musculación (puede que el problema no esté en la insulina sino en un déficit de tejidos capaces de quemar glucosa, esto es, de masa muscular.) y suplementación con Picolinato de Cromo. Valorar por el médico utilización de antidiabéticos orales o evaluación ginecológica (las resistencia a insulina está relacionada con Síndrome de Ovario Poliquístico)
2.- PROBLEMA: Exceso de cortisol en sangre (hormona del estrés) SOLUCIÓN: dieta baja en carbohidratos y rica en fenilalanina (almendras, legumbres, huevos) además de suplementación con el mismo aminoácido y Triptófano y Plantas ansiolíticas
3.- PROBLEMA: disfunción tiroidea. El metabolismo se vuelve lento. SOLUCIÓN: dieta sin restricción calórica, comer al menos cada 3h, asegurar un nivel de proteínas de 1,5g/Kg y deporte. Un día de realimentación (día libre alto en energía en contexto de dieta controlada). Suplementación con Iodo. Valorar por parte del medico medicación sustitutiva de hormonas tiroideas.
4.- PROBLEMA: falta de adrenalina. La adrenalina mejora la captación de glucosa por parte de los tejidos o, lo que es lo mismo, la efectividad de la insulina. Por otro lado mejora la permeabilidad del tejido graso a la Leptina (hormona liberadora de grasa). SOLUCIÓN: técnica nutricional de estimulación hipotalámica (desayunos bajos en carbohidratos previos al entrenamiento, técnicas de ayuno controlado, etc.)
5.- LA GENÉTICA: puede ser la causa de la tumba metabólica en la que te encuentras. Normalmente hay 9 genes relacionados con la «protección frente a obesidad y síndrome metabólico» y… puede que esos genes estén «escacharrados» Hoy día en nuestra clínica de nutrición realizamos esa analítica de fenotipo genético que nos da la información sobre cómo es tu genética y qué hacer para superar la situación. Bien es verdad que hay casos en los que la genética es tan tan determinante que no hay solución posible. En ese caso no al menos decirte que ya sabes la causa de tu sobrepeso y animarte a vivir con ello.
Así que, ¡no hay que desanimarse a la primera de cambio!
Eduardo Agudo Aponte